A cloudy day (Regina Mills)

Era un día de lo más sombrío en el pueblo, más que todo por el tiempo, el cielo estaba cubierto de nubes que en cualquier momento comenzarían a desprender toda aquella agua que parecían trasportar. Estas estaban grisáceas con un tono más oscuro que de costumbre, no estaba muy acostumbrada a la lluvia, y menos a salir cuando prácticamente el tiempo te decía que te quedaras en tu casa leyendo un buen libro, al menos a mí, era eso lo que me decía. Para mi desilusión, hoy no era de esos días en los que te podías quedar en casa, sino todo lo contrario, hoy me esperaba un día ajetreado ya que debía ir al ayuntamiento para proponer una solicitud respecto a los animales abandonados del pueblo, había muchos gatos sin hogar que vivían en la calle desamparados, yo en estos momentos luchaba por que pudieran tener al menos un sitio donde cobijarse durante los días de lluvia.

No es que me quejara de como la alcaldesa llevaba el pueblo, solo que no lo hacía como se debía de hacer, abusaba de autoridad y por si fuera poco, apenas preguntaba al pueblo las necesidades que tenían, a parte del tema de los animales, muchas más cosas estaban fuera de control, su deber como alcaldesa es que todos los habitantes y animales se sientan cómodos en Storybrooke. Yo ni mucho menos aspiraba a ser la alcaldesa del pueblo, pero si alguna vez estuviera en mi mano el poder hacer que el pueblo fuera un lugar más acogedor para vivir, lo haría. Caminaba hacia el ayuntamiento vestida totalmente de negro con mi café recién comprado en la mano junto con algunos documentos que debía entregar. Pase por al lado de la lavandería antes para dejar mi ropa, a pesar de que tenía lavadora en casa, me gustaba mucho más como quedaba en aquel sitio.

Quizás por el suavizante, o quizás por otra cosa, el motivo no lo sabía a ciencia cierta, pero por ese motivo llevaba mi ropa hay. Deje la ropa sin ni si quiera preguntar si podían labarla, no es que me importara mucho lo que la lavandera estuviera haciendo, lo único que me importaba es tener mi falta y mi camisa para mañana a la hora de comer. Solía ir siempre a esa hora a recoger mi ropa, prácticamente cuando cerraban en lugar. Me aleje de allí y vi el edificio del ayuntamiento frente a mí, sin titubear ni una sola vez entre, hoy si o si conseguiría mi objetivo. Por mucho que me costara lo conseguiría, aunque tuviera que hablar incluso con la mismísima madre de la alcaldesa del pueblo.

Irrumpí en el despacho de la alcaldesa, ya era la tercera vez que me denegaban el permiso para el refugio y no estaba por la labor de darme por vencida tan rápido. Encontré a la mismísima Regina tomando su café matinal, parecía bastante tranquila hasta que entre por la puerta. Yo no era de esas personas que perdían la compostura, pero hacia lo que fuera para lograr mis propósitos, era una de las virtudes que tenía, no sé si la herede de mi padre o de mi madre ya que desconocía quieres eran. La alcaldesa alzo su voz al aire junto con un espaviento, parecía que le había arruinado la tranquilidad, más eso no me importaba ni lo mas mínimo, igualmente para no parecer mal educada, me disculpe, después de todo era la alcaldesa, la máxima autoridad del pueblo, si lograba llevarme bien con ella, tendría el cielo ganados.

Más mi ego, muchas veces no me lo permitía, la mayoría de veces detestaba ese espíritu que llevaba dentro, debía de admitir una cosa, y es que mi ego me supera en muchos aspectos, claramente no era una virtud, pero en muchos casos me serbia.-Disculpe alcaldesa. ¿Podría hablar unos minutos con usted?- Pregunte sin titubear, no era una persona que tardara mucho en expresar sus ideas o sus deseos, a diferencia de la mayoría de gente de aquí, yo no le tenía tanto miedo a Regina, después de todo solo era la alcaldesa de un pueblo pequeño, al fin y al cabo eso era lo que importaba, más allá de este pueblo no tenía ningún tipo de poder, más yo debía de lograr mi objetivo costara lo que costara. Me acerque más hacia su escritorio y comencé a relatar a lo que había venido ya que ella no me dirigió ni una palabra, solo miradas.

Si las miradas matasen, yo ya estaría bajo tierra, y no solo por Regina. Yo no era un angelito, a parte tenía la facilidad de sacar a la gente de sus casillas. Le comente a la alcaldesa los motivos de mi visita tan inesperada, en ningún momento le rogué nada, no era mi estilo. Aunque igualmente iba por las buenas, aunque me costara un triunfo no sacar mi lado malo, al menos así es como lo decían mis compañeros de universidad, el ego era algo malo, pero también tenía algo positivo que desde hace un par de meses lo pude notar. No entendía el porqué, desde hace varios días, parecía que el tiempo corría de nuevo, era una sensación extraña. La alcaldesa me miro, yo me quedaría hay de pie hasta que me diera respuesta, y creo que por su expresión, ella más o menos lo sabía.

Sentí como que la estaba intimidando, aunque ella no lo mostrara yo lo sabía, de hecho, me pidió que tomara asiento, al principio no me iba a sentar, pero ya que quería lograr mi objetivo, intente ser cortes y lo más educada posible. No es que no fuera educada, solo que el hecho de que te denieguen las peticiones una vez, y otra vez, y otra…etc. Ponía de los nervios a cualquiera y las composturas se perdían, me daba exactamente igual los derechos que tuvieran las personas del pueblo, porque al fin y al cabo, son ellos los que se tienen que preocupar que para eso pueden hablar, expresarse y demás, pero los animales no podían y alguien tenía que dar la cara por ellos. Siempre me gustó el tema ecológico y ayudar con la fauna y flora del lugar.

No recuerdo mucho de mi infancia pero según mis antiguos compañeros de colegio, yo siempre fui así desde bien pequeña. ¿Por qué los animales no tenían derecho a tener un sitio donde resguardarse? ¿Por qué la gente los abandonaba sin más y no imponían castigo? A parte de todo eso, el maltrato, eso sí que no lo toleraba ni lo más mínimo. Aunque sean animales, también tienen el derecho de que se les trate bien, ya no digo con más o menos educación, porque eso al fin y al cabo no importa mucho, pero que al menos se les trate bien. La alcaldesa escuchaba mientras se acariciaba la mano donde poseía un anillo, parecía de compromiso. ¿Estaría comprometida? Por lo que pude saber, de los rumores que hay por el pueblo, su madre la quería casar a toda costa mas no lo consiguió.

Igualmente ese no era mi problema, si se casaba o si estaba comprometida no era de mi incumbencia, seguí exponiendo las razones, nunca suplicando, si no más como una necesidad para los gatos y perros de la calle. Fuera como fuera conseguiría mi objetivo, solo tenía que tener paciencia, nunca perder la compostura y sobre todo, hablar con sutileza. No estaba nerviosa ni mucho menos, jamás, por mucho que lo necesitara, rogaría algo o me pondría nerviosa a la hora de pedirlo. Ni aunque estuviera pasando hambre, sería capaz de mostrar debilidades, era algo que llevaba arraigado a mí, aunque nunca encontré la fuente de porque era de esa manera.

No recuerdo mucho de mi pasado, pero lo poco que recuerdo, no justifica ni por asomo el ser de esta manera. Fue como si alguien me lo hubiera dicho alguna vez pero no lograba recordar quien y en qué momento de mi vida. Esperaba a que la alcaldesa me contestara, le había expuesto todo con calma y sobre todo con mucha sutileza, si todo el mundo de aquí fuera como yo, personas como Regina no estarían en estos puestos tan elevados. Obviamente esas personas abusaban demasiado de autoridad y les daba igual si el pueblo estaba feliz o no.

Al terminal de relatar el motivo por el que había venido y el hecho de porque los animales necesitaban un sitio donde refugiarse, aunque solo fueran los días de lluvia. Regina hablo y dijo algo que yo ni pensaba por asomo que me diría, me pregunto si quería una taza de café, lo raro no fue el hecho de que fuera educada y me cediera una taza de café si no el que no me mandara fuera desde un principio ya que por lo que tengo entendido, no suele aceptar a personas del pueblo normales y corrientes en su despacho. No es que ella fuera una reina, princesa o algo por el estilo, pero normalmente siempre se creía superior y mandaba echar a toda aquella persona que cuestionara un poco su trabajo como alcaldesa. Yo venía preparada justamente para que no hiciera eso conmigo, pero lo más raro es que ni si quiera lo insinuó.

Note como su mirada se desviaba hacia unos portarretratos que posaban sobre su escritorio blanco, en ellos aparecían, su hijo, el pequeño Henry, que a leguas se notaba que no era sangre de su sangre y en la otra foto aparecía un hombre, no muy mayor, podría tener los treinta si llegaba, vestía con ropas muy extrañas, pareciera como si estuviera en una feria de la edad media ya que iba vestido como iban en aquella época, en la misma foto también aparecía de fondo un hermoso caballo marrón con el pelaje brillante. La fotografía parecía un poco antigua, quizás fue el primer novio de la alcaldesa, mas. ¿Por qué estaba la foto en su escritorio? Parecía que tuviera un gran poder sentimental para ella, pero si era así ¿Por qué se habría separado?

Un nombre se me vino a la mente en ese momento: Cora, quizás fue ella la que los separo ya que en la foto, este hombre no parecía que tenía mucha economía, quizás fue ella la que no dejo que la alcaldesa y ese hombre fueran felices por el simple hecho de que no pertenecían a la misma clase social, esos tiempos en los que el matrimonio era por conveniencia habían terminado hace mucho, más parecía que la madre de Regina aún vivía en esos tiempos. Esa mujer siempre me pareció muy misteriosa por su forma de actuar y demás, parecía que fuese de otra época distinta por sus ideales. Aun así no me caía mal, mucha gente decía que Cora era una persona muy fría y calculadora que únicamente miraba el dinero más yo veía otras cosas. Quizás ella cometió un error en su vida y no quería que su hija lo cometiese al igual que ella.

Después de todo era madre, por muy fría que fuese, una madre siempre es una madre. No es que supiera mucho del tema, pero varias veces me había cruzado con Cora en mi cafetería favorita y habíamos hablado, posiblemente Regina no supiera de eso, o si, aunque lo más seguro es que su madre no le dijera nada, no era irrelevante el mero hecho de que alguna vez hubiéramos coincidido en una cafetería popular en el pueblo. Mire a la alcaldesa esperando respuesta, por su puesto para no ser descortés, le acepte la taza de café, tampoco podía demorarme mucho ya que tenía varias cosas que hacer antes de ir a comer.

Me impacto bastante el mero hecho de que Regina considerara mi idea sin tener que hincar mucho en ello, puede que no fuera tan mala persona como aparentaba, que solo fuese una tapadera para ella y que le pasara lo mismo que a mí. Había que mostrarse fuerte, sin ningún tipo de remordimiento, para que la persona a tu lado, no se diera cuenta de tus verdaderas intenciones, como era realmente. Mire a Regina y mostré una sonrisa, leve, porque yo no era de mostrar mucho mis emociones, pero una sonrisa al fin y al cabo.-Yo actualmente no me dedico a nada relacionado con animales ya que los estudios universitarios acaparan mucho tipo de mi vida pero en un futuro sí que me gustaría.- Le comente a la alcaldesa en voz alta. Era verdad que los estudios acaparaban mucho tiempo en mi vida, más del que pensé antes de entrar en la universidad, pero en fin, desde fuera, no todo es lo que parece.
 
En un futuro sí que me gustaría hacer algo más para ayudar a los animalillos del pueblo, quizás cuando terminara la carrera, ya que quedaba muy poco, menos de un año si lo recuerdo bien, podría hacer algún módulo de veterinaria o quién sabe. Ese tema me llamaba mucho la atención, la medicina animal estaba entre mis elecciones para estudiar más, me decante más por el diseño gráfico. Aunque nunca es demasiado tarde para estudiar otras cosas, no es que me gustara mucho pasarme el día y la noche empollando en mi apartamento, pero el fin justifica los medios. La medicina era algo que siempre me había llamado la atención desde que comencé mi búsqueda de cosas que hacer cuando me graduara definitivamente, mis profesores siempre decían que tenía muy buena cabeza para los estudios y las responsabilidades.


De nuevo gire mi cabeza hacia la mujer de pelo corto, detrás del escritorio y trate de confirmar lo del refugio de una manera sutil para que no le molestara que fuera tan persistente, una cosa es que me dijera que sí, otra muy distinta es que me firmara los documentos. -¿Me podría firmar los documentos para pedir el refugio lo antes posible? Ya he pensado que edificio podría ser.- Dije con la más delicada de las formas, no quería parecer pesada ni mucho menos insinuar nada que no fuera verdad, con estas cosas había que ir con pies de plomo como solían decir antiguamente. La diplomacia era algo que nadie me había enseñado pero lo sabía hacer bastante bien, pocas cosas se escapaban de mis manos si dependían de los buenos modales o educación.

El lugar, durante varias semanas estuve meditando acerca del lugar que me gustaría para que albergara a los animales indefensos del pueblo, busque un lugar un tanto apartado del pueblo pero no demasiado para poder ir con frecuencia sin tener que apartarme mucho de los estudios y demás, a pesar de que el pueblo parecía un lugar bastante pequeño, no todo es lo que parecía, había varias cosas que desconocía que había por los alrededores, entre ellas estaba el edificio en cuestión. Era un sitio mediano de espacio, perfecto para el uso que yo le quería dar y estaba ni muy a las afueras ni muy en el centro del pueblo, por lo que sabía y parecía, posiblemente hubiera sido algo parecido a una cabaña antaño, más se ve que el paso del tiempo le había afectado.

Todo va cambiando con el tiempo, las personas, los lugares y muchísimas cosas más que si las tuviera que nombrar todas, me pasaría bastante tiempo en la inopia. Mire a la alcaldesa y le respondí a la pregunta.-Es un edificio bastante antiguo que está a las afueras del pueblo pero sin llegar a estar lejos, tiene los metros cuadrados suficientes para el uso que me gustaría darle, posiblemente antaño sería una cabaña más ha ido agrandándose a lo largo de los años hasta ser lo que es ahora.- Mi respuesta fue precisa y elaborada tal y como seguramente la alcaldesa lo esperaba, tenía que tener consistencia y lógica lo que decía si quería conseguir el edificio. Nada más terminar la contestación, me pregunto qué a que me dedicaba, actualmente estudiaba, oficio por así decirlo aún no tenía.

Trabajaba pero únicamente para pagarme los estudios, lo vería poco irrelevante para contar, más como era la alcaldesa, no quería omitir nada por si acaso.-Actualmente trabajo como cajera en uno de los supermercados pequeños del pueblo para pagarme los estudios universitarios de diseño gráfico. Aunque también me interesa la medicina animal.- Comente mientas la miraba, parecía que le extrañaba que la mirara directamente, la mayoría de gente del pueblo no tenía el coraje ni las agallas suficientes como para mirarle a los ojos. Puede que ella solo sea así por la fama que le han creado, no parece tan ¿malvada? Como la gente suele comentar. Me quede mirando, esperando su respuesta de forma aparentemente paciente.

Intuía que me iba a pedir todas aquellas cosas, por lo que las había traído conmigo. Antes de salir de casa, pensaba que seguramente me iban a ser inútiles más una corazonada en mi interior me decía que todo iba a seguir según lo planeado. Alcance en mi bolso, el papeleo que la alcaldesa requería y se lo deposite encima del escritorio, me miro un poco desconcertada, seguramente no se esperaba que viniese tan preparada, pero hoy era el único día de la semana que prácticamente tenia libre. Así que debía de aprovechar hoy, espere a que mirara los papeles pertinentes, yo era objetiva y sabía que esos trámites no eran inmediatos más también sabía que no tardaría más de dos días.
 
-Aquí tiene, entiendo que necesite estas cosas ya que pido un lugar público.- Le dije convencida esperando una respuesta rápida, yo seguía hay sentada. En eso, escuche un mensaje de mi móvil más no me parecía ético mirar el móvil en una situación así, fuera quien fuese, se tendría que esperar. Obviamente no sería de la universidad ya que a esta hora era poco probable, puede que fuera algún compañero mío para que le pasase los apuntes. Pensando en apuntes, recuerdo aquel día, ya paso bastante tiempo de aquello, fueron de mis primeros años en la universidad y parecía un manojo de nervios humanos. Me encontré con la persona menos idónea ese día, fue en la cafetería del pueblo, ese día también me encontré con Henry. Era un niño muy amable a diferencia del carácter de su madre adoptiva.
 
Era buena persona que no dudaba en ayudar a la gente que lo necesitaba a pesar de que no los conocía, como ocurrió conmigo, todas las notas que recogí en clase para el examen se escaparon cuando me caí en el suelo envuelta en el café que llevaba entre mis manos. Mucha gente se rio de mi más eso no me importo ni a el menos. Me ayudo en recoger las cosas, antes de aquello, pocas veces había coincidido con él. Era un niño de mente muy abierta que una vez me dijo que era una princesa de cuento, la hija de la reina malvada pero que nadie lo sabía. Valla con la imaginación de los niños, es enorme. Dijo que todos veníamos de otra tierra lejana llamado el bosque encantado, por eso su madre lo llevaba a terapia.
 
También decía que Emma, la nueva visitante del pueblo, su madre bilógica, era la salvadora. Valla salvadora que abandona a un hijo nada más nacer, si se supone que todos estamos esperando a que ella nos salve, lo llevamos claro y ya nos podemos hacer viejos esperando. Henry tenía una imaginación de oro, nunca lo dude, era especial. Salí de mis pensamientos en cuanto la alcaldesa se levantó, quería ir a ver el local, yo también me levante y espere a que ella estuviera lista para marchar, me dijo que los trámites ya estaban en marcha, hoy a pesar de que el día no estuviera muy favorable y pensaba que nada me podía salir bien. Había conseguido algo que poca gente lo había logrado, el poder de convicción, una vez una persona me hablo de poder, mas no recuerdo quien fue.

Off Rol:

Noté que Regina se quedo absorta en sus pensamientos una vez mas, me extraño el simple hecho de hablarme así. Me hablo como ¿Una madre? Claramente me había hablado como si en verdad fuera mi madre, hacia muchos años que nadie se preocupaba por mi de aquella manera, aunque simplemente hubiera sido un comentario, me había llegado. Normalmente a la gente le daba igual donde fuera y por que. Nunca pensé que la alcaldesa me hablaría así, la ultima vez que nos encontramos no fue muy bien. Más Cora también me dijo que su hija era muy complicada, no se si lo diría por este sentido pero tenia razón. Regina era bastante complicada, no es que yo no lo fuese, pero me extraño muchísimo que me hablara de esa manera, como si se preocupara por mi.

La alcaldesa miraba todos los papeles pertinentes antes de marcharnos al edificio, no entendía mucho su afán por visitar aquel lugar, obviamente a pesar de que sus palabras me habían llegado, sabia que no lo decía por preocuparse de mi bienestar si no por otro motivo que a día de hoy me era desconocido, preocuparse por mí solo era un pretexto para que la llevara al edificio, quizás antiguamente la había usado para otros fines del pueblo y quería cerciorarse de que no hubiera nada allí. Aunque solo era una simple corazonada mía pocas veces no tenia razón, mis pálpitos eran bastante exactos y no era por andarme de prepotente o mas importante que los demás. Simplemente tenia mucha mas intuición que muchos aquí en el pueblo que parecían literalmente puestos por el ayuntamiento.

Era como si siempre estuvieran haciendo lo mismo, día tras día y parecieran no darse cuenta de ello. Era muy extraño, una vez, Henry, el hijo adoptivo de Regina, me dijo porque, aunque era inexacto era una filosofía discutible. La verdad es que hasta hace apenas una semana, ni si quiera el reloj se movía, es como si hubiéramos estado atrapados en el hielo durante años y ahora nos hubiéramos despertado de el. Es verdad que Emma estaba cambiando muchas cosas del pueblo, más no era una salvadora, esas cosas no existen, la magia no existe. Simplemente son pensamientos de un niño de diez años que no soporta tener a dos madres enfrentadas entre si por su custodia. Algunos mucho y otros nada, el mundo siempre así de injusto.

Aunque puede que yo no tuviera padres, más tenia mucha mas fortaleza que cualquier habitante de este pueblo, había sido la única que había conseguido algo aquí. La gente se equivocaba, el pueblo no era lo que los limitaba, eran ellos mismos. No por salirse del pueblo iban a tener una vida mejor, no se puede huir del pasado, solo hay que afrontarlo y mirar cara al futuro que es lo que importa, el pasado ya esta escrito y no se puede cambiar, más el futuro sigue siendo una pagina en blanco que todos nosotros escribimos conforme a nuestros actos. Era mi filosofía, una mucho mas exacta que la de los cuentos de hadas. No hay que formar nuevos recuerdos encima de los viejos para no recordar, hay que formarlos al lado, porque por muy malos que sean los recuerdos pasados, siempre te habrán enseñado algo que rija tu vida futura.

Deje de pensar cuando Regina termino de leer todo y me dijo que estaba en orden, ella se volvió a levantar, esta vez para coger su bolso y demás. Yo también me levante y cogí todos mis documentos personales. Era lo bastante educada para saber quien debía de dar el primer paso de salir por la puerta, la abrí y nos marchamos del ayuntamiento. La alcaldesa parecía algo alterada ya que no hablo casi en todo el trayecto hacia el edificio antiguo. Parecía que le incomodaba algo que para mí, era imposible de descifrar.

...

Off Rol: