Haciendo,¿amigos? (Claire)

Esta cafetería no era ni de lejos mi preferida, pero puesto que estaba de camino al refugio de animales, había decidido pasar por ella. Mi preferida se encontraba en todo el centro y tardaría mas de media hora en llegar al refugio, desde aquí tampoco es que llegara en un santiamén pero se tardaba menos, lo que menos me gustaba de este sitio era la gente. Siempre tan cordial, tan ¿Buena? No convivía muy cómoda en este tipo de ambiente, quizás porque no estaba acostumbrada, pero el simple hecho de estar siempre con una sonrisa y todo eso, me daban arcadas. Aparte de eso, siempre estaban haciendo lo mismo, día tras día, noche tras noche. Pareciera como si ellos no se dieran cuenta, yo había tardado bastante en darme cuenta de aquello, fue cuando el reloj de la plazoleta comenzó a moverse, que me comencé a dar cuenta de muchas cosas.

Últimamente la alcaldesa estaba de los nervios, después de la ultima vez que hable con ella, cuando me concedió el refugio, parecía que sus neuronas andaban dando saltos. Obviamente era por el tema de Henry, a mi tampoco me gustaría que después de haber adoptado un bebe y haberlo criado, viniera la madre biológica dándoselas de suprema. A Henry le agradaba su compañía, pero que otra cosa se podía esperar, a fin de cuentas, era su madre biológica, sangre de su sangre. Tampoco era que fueran como dos gotas de agua pero mas parecido que con Regina, había. Me encontraba tomando un capuccino antes de marcharme hacia el refugio cuando una chica rubia se me acerco. Suspire, no demasiado para que la chica no tomara la indirecta, no quería ser descortés, pero esta mañana no estaba siendo ni de lejos la mejor.

La chica rubia se sentó frente a mi y no pude preguntarme a mi misma porque se sentaba conmigo cuando había millones de sillas vacías, no es que hubiera millones pero si unas cuantas, las suficientes como para haberse sentado allí y no conmigo, sonaba como una borde, pero hoy no estaba siendo mi mejor mañana. Llevaba corriendo toda la mañana, había tenido que ir a la universidad a por unos documentos y después había ido a la tienda de animales a comprar el pienso para los animales del refugio. Aunque solo llevara una semana abierto, ya albergaba a mas de siete animales, la mayoría gatos. No entiendo a la gente de abandonar a los animales, eso me re-corcomia por dentro. Aunque si eran capaces hasta de abandonar bebes recién nacidos, lo de los animales seria plato de todos los días. Y aún eran las once de la mañana.

Lo que me reconfortaba era que podía pasar todo el día en el refugio, aquel lugar me encantaba, pocas veces venia alguien de visita, por lo general estaba yo y los animalillos, así podía pensar, me sentía mas segura en aquel sitio, no entendía porque, no había lógica ninguna. Por ende, generalizando, las personas no son personas sin gente a su al rededor, pero yo no entendía de donde había salido, parecía una rareza humana. Note que la chica rubia me miraba esperando que dijera algo, por ese motivo era que no me gustaba sentarme con nadie, prefería pensar no conversar. -Hola, me llamo Claire. ¿Como te va por el pueblo?- No me salia nada mejor que preguntar, hoy estaba espesa. Antes de las doce y media tenia que estar en el refugio para darle la comida a los animales. Los pobres dependían de mi para casi todo. Al menos estaba hay para ayudarlos y no como la mayoría de estos borregos.

La chica comenzó a hablarme, más yo no le preste atención ya que la madre de Regina entro al local, era extraño ver a Cora por aquí, no era algo que se veía todos los días. Al igual que yo, Cora prefería la cafetería que estaba frente a los edificios del ayuntamiento, era mas cliche, no sabia exactamente como explicarlo, a mi especialmente me gustaba mas allí, parecía mas acogedor y no había tanta gente deambulando por el lugar. Parece que simplemente venia de paso ya que nada mas preguntarle algo a la abuelita, se marcho. Cora no solía ser tan agradable con la gente, la conocía perfectamente como para saber que algo estaba maquinando. Igualmente no era asunto mio, nada mas salir la madre de Regina, volví a mirar a la rubia.

Me había dicho algo sobre su nombre y sobre las amistades. Justamente un día como hoy que lo que menos me apetecía era hablar, que prefería quedarme pensando y reflexionando, tenia que venir esta chica a pedirme amistad. La despacharía enseguida ya que hoy no tenia tiempo, además debía de darle de comer a los animales del refugio, eso no podía esperar mucho. La miré directamente, su mirada reflejaba un brillo de desencanto, también me había comentado algo acerca de una persona que al parecer le hacia la vida imposible, aunque no lo hubiera comentado, su mirada decía mucho.-No te preocupes, seguro que haces amistades pronto, la gente aquí siempre suele ser muy amable.- No es que todo el mundo en el pueblo fuera muy amable y cortes que digamos, pero no quería decepcionar a la chica.

Parecía que tenia una ilusión enorme por encontrar amistades, no es que fuera yo la mas idónea, no había venido a un buen sitio, en realidad si, aquí siempre solían ser asquerosamente amables todos. Pero justamente había dado conmigo, que no es que fuera borde, pero nunca había sido muy sociable que digamos, siempre había preferido la soledad. Quizás porque de pequeña siempre estuve aislada de la gente, no recordaba mucho, pero esa parte sí. Mi infancia no había sido de color de rosas, y posiblemente estas eran las consecuencias. Yo siempre fui muy fría y calculadora, demasiado, incluso algo manipuladora, la mayoría de personas que se les ¨acusa¨ por así decirlo de eso, se sienten mal y pretenden cambiar, mas yo estaba feliz de ser como era, no hacia daño a nadie a no ser que la persona tuviera malas intenciones conmigo, podía ser bastante mezquina cuando me lo planteaba.

La puerta principal volvió a abrirse, esta vez no le dí mucha importancia ya que no quería parecer descortés con la rubia que estaba a mi lado. La chica me había comentado que vivía en un apartamento con dos amigos, por como lo dijo, debían de ser chicos. No era muy normal que una chica viviera bajo el techo con dos chicos. A cualquiera que se lo dijeras, malpensarian sobre la muchacha, más yo me permití dudarlo ya que por las pintas de la joven, no parecía de aquellas que se le echaban a cualquiera que pasara por delante. Yo personalmente nunca hubiera compartido apartamento con nadie, ya eran lo suficientemente pequeños como para encima vivir mas gente, la sola idea de pensarlo me horrorizaba completamente.

También había comentado lo de su tío. ¿La tenia encerrada en una mansión? Valla familia, por una vez en mi vida, me sentía aliviada de estar sola en el mundo. Al menos no tenia que preocuparme por esas cosas, familiares que no te quieren y se quieren quedar con tu dinero, peleas por herencias y demás cosas, de por si toda la gente era egoísta, el ser humano era egoísta, estaba en la naturaleza aunque había personas lo bastante cínicas que se creían que eran perfectas. Odiaba a ese tipo de gente, al igual que aquellos lo asquerosa mente amables como para saludar con una sonrisa a cualquiera que pasara por su lado, un claro ejemplo de ello era Mary Margareth. La profesora de Henry, el carácter de esa mujer me ponía enferma. Miré a la chica rubia de nuevo y le conteste. Sin pensarlo mucho.

-No es muy normal el comportamiento de tu tío, quizás deberías de plantearte denunciarlo. Tener encerrada a una persona es un delito por mucho que sea tu tío.- Comente mientras que bebía un sorbo de mi té de esta mañana, no estaba especialmente bueno, pero era mejor que nada.-Espero que menos  por el tema de tu tío, estés contenta en el pueblo. Es muy tranquilo pero siempre hay cosas nuevas que hacer.- Dije nuevamente, lo que enseguida note que le hizo pensar. No le quise dar mas vuelta de hoja en cuanto a los dos sujetos que compartían habitación con ella, seguramente, por como era la gente aquí. Ya la abrían juzgado por ello.