Un Maldito Almuerzo [Priv Sean Herman]

Cómo de costumbre, al llegar el mediodía, la cafetería o Grannys se transformaba de un apacible y desolado lugar a un campo de batalla donde los estudiantes y residentes de la ciudad debían dar lo mejor de sí mismos para poder lograr obtener un almuerzo decente; aunque los adultos lo tenían más fácil, ya que, al ser mayores, casi siempre tomaban la delantera y arrasaban con todo a su paso, sin dejar que los jovenes tuviesen oportunidad alguna de pedir los almuerzos limitados y especiales, la mala suerte de los más “débiles”.

No obstante, aquello no suponía problema alguno para cierto albino de orbes azules y amenazador semblante, el cual no hacía más que adentrarse en el tumulto de gente y la conglomeración de gente se movía a un lado, exceptuando a los más valientes y osados jovenes; pero, aquello poco importaba, ya que podía comprar un almuerzo normal y largarse sin necesidad de mediar palabra alguna con ninguno de los que estuviese en la cola. Al hacer eso, no solo ayudaba a los demas jovenes y niños a poder tomar posiciones más ventajosas, si no que dejaba los menú más caros y deliciosos para que otros pudiesen disfrutarlos, aunque claro, nadie además de él sabía acerca de dicha jugada; más que nada por que nadie creería que aquel hostil albino pensaba más en los demás que en él mismo.

En ese receso, compró unas paoas con arroz y pollo y se dirigió perezosamente a la mesa más alejada de todas, donde ningúna otra persona acostumbraba a sentarse, teniendo en cuenta que la ubicación se encontraba prácticamente aislada de las demás mesas en grannys; por lo cual, era el lugar perfecto para el antisocial albino, el cual no tardó en tomar asiento y comenzar a degustar su almuerzo, comiendo en silencio mientras depositaba sobre la mesa un libro y se disponía a leerlo sin prestar atención a lo que sucedía en sus alrededores.

Era de lo más normal ver al muchacho comer solo en aquel sitio, por lo que nadie se acercaba a molestarlo, y tampoco había muchos que siquiera pensasen en ello, ya que, con tan solo mirarlo, se podía notar el aura de hostilidad que desprendía su persona, y aquello era suficiente como para que nadie quisiese ir a interrumpirle; y así estaba bien, ya que el quería que las cosas fuesen de dicha manera, por lo que podía disfrutar de la tranquilidad, la lectura de un interesante libro y un buen almuerzo, sin ser molestado. Ante dicho pensamiento, sonrió imperceptiblemente y musitó para sí mismo con total satisfacción.

- Otro agradable y apacible almuerzo... -e Murmuró mientras sus orbes viajaban de aquí para allá por la superficie del libro que se encontraba leyendo, mientras masticaba el pollo con algo de desgano y pereza, ya que prefería mil veces una hamburguesa a lo que se encontraba degustando en aquel momento; aunque no podía quejarse, ya que el pollo y los otros acompañantes no era malo, y no había traído hamburguesas consigo, por lo que debía aguantarse con lo que había.

No obstante, su apacible almuerzo había sido interrumpido en ocasiones anteriores, por lo que debía andarse con cuidado de que no volviese a suceder, aunque tampoco podía controlar la voluntad de aquellos que deseaban acercarse a él, solo podía intentar ahuyentarlos una vez entablasen contacto con su persona.

Justo detrás de esa mesa, sentado en el suelo, donde no molestaba a nadie, había un chico de cabellos corto y ojos de muy pocos amigos, Parecía que se alejaba de la gente también, tenía el rostro sombrio, como si algo que pensara le causara un profundo dolor, y no era como si se equivocara, casi el 90% de sus pensamientos estaban centrados en ashley. Estaba comiendo de una fiambrera que había traido el mimo para ahorrarse un dinero comprando su almuerzo.

Vió acercarse al otro chico a la mesa, solitario y sonrió levemente al ver que no era el único que comía solo. Vio que leía un libro y tenía curiosidad por saber de que era, aunque prefirió no molestar, además, debía tapar sus apariencias y aparentar ser un hijo con un complejo de papitis muy grande, si nadie se le acercaba mucho ni le hacía entablar mucha conversación pasaba tranquilamente por un chico antisocial y que era odiado por la mayoria por embarazar a su mujer un año menor, ademas que siempre les decian que no tubieran al bebe y que sus posibilidades estaban en el suelo, personas que no tenian ni idea de que mierdas era una vida fuera de este maldito pueblo trataban de darme lecciones como si las nesecitara, pero tenia que guardar las apariencias pasaba por un joven que comía su comida traída de casa en un rincón alejado de todos en el suelo.

Aunque la vida hace de las suyas y uno no siempre puede pasar desapercibido...

-Chuuu- Es el sonido que hizo al estornudar. Se puso puso de pie y miró por todos lados, esperando no haber molestado a nadie o no haber llamado la atencion mas de lo que queria, tenia que ser conciente que hace poco habia vuelto a mostrar mi rostro por aquel lugar y que era muy detestado, por dejar a ash tras las discuciones con mi padre, sus ordenes alejarme de ella o le haria la vida un infierno tanto a ella como a mi, no me interesaba, nadie sabia que tenia empleo y que muy poco dependia de aquel anciano, ademas, me habia adiestrado en artes marciales y la esgrima, guardando las apariencias siempre

No habían pasado ni un par de minutos antes de que Grannys comenzase a ponerse ruidosa y ajetreada, algo que molestaba bastante al de orbes azules pero que pensaba soportarlo por la pereza que cargaba consigo, la cual no le permitía levantarse y retirarse a comer a otro lugar ahora que se encontraba ya cómodo y leyendo su libro con total concentración; por lo que intentaría hacer caso omiso al alboroto que había en el lugar y prestaría toda su atención al pollo con arroz y al libro que se encontraba leyendo el cual tenia ilustraciones.

El libro, siendo uno de los de accion más populares que leía, era un especial con el doble de páginas, por lo que tendría el tiempo suficiente como para terminarlo antes de que el receso que tomaba de la universidad llegase a su fin; aunque aquello no importaba, ya que, aún fuera del horario del descanso, seguiría leyendo hasta terminarlo, y luego vería si tenía ganas o no de asistir a clases, más que nada por que, ahora que se había sumergido en la lectura, las ya mencionadas clases solo serían aburridas en comparación. Entonces fue que sus oídos captaron un estornudo, lo cual captó su atención e hizo que girase su rostro hacia atrás, viendo así de donde provenía dicho acto reflejo convulsivo, el cual se coloco de pie lo que dejaba bastante en claro lo avergonzado que estaba por lo que había sucedido.

Al verlo, algo comenzó a surgir desde el abismal y recóndito interior de su persona, una sensación que conocía bien pero que pocas veces experimentaba: Estaba a punto de reírse a carcajadas. Sus ojos se entrecerraron un poco y una mueca algo graciosa se dibujo en sus ahora temblantes labios, mientras contenía su risa con una fuerza de voluntad inhumana, hasta que apaciguó un poco dicha emoción y soltó una palabra algo inesperada, en dirección al muchacho que se encontraba detrás de él. -  ¡PFFT! - Expresó al tiempo que soltaba la cuchara, dejando que cayera sobre la mesa, y llevaba ambas manos a sus labios para taparse la boca y contener allí la descomunal risa que estuvo a punto de escapársele, aunque de seguro el muchacho se habría dado cuenta de ello y le habría escuchado reír por lo bajo; ya que, aunque estuviese tapando el conducto por el cual fluía la risa, aún se podía escucharla en su garganta, aunque claro, bastante amortiguada y menos sonora.