¿Me invitas un café? [Patrick]

por Invitado Mar Feb 23, 2016 12:38 pm

Últimamente el trabajo había sido menos que el acostumbrado y siempre había cuentas que pagar, los bolsillos de Rebeca estaban prácticamente vacíos, casi tanto como su nevera y alacena. Y aunque su estómago soportara las constantes cenas de sopa ramen instantánea, simplemente ya no podía oler una sin sentir un fuerte deseo de devolver el estómago. Necesitaba dinero, necesitaba comer y si no lo hacía pronto era muy capaz de terminar comiéndose a alguien.

Por eso fue que pese al frio que hacia aquel día se puso su abrigo negro y salió a la calle, clientes para su “negocio” no encontraría, pero seguro que en Granny’s Dinner seguro podía hacerse de un incauto y su cartera, o por lo menos pedir algo y terminar escurriéndose sin pagar. La puerta del negocio hizo sonar la campana mientras se habría y Rebeca tomo asiento en la barra, ordenando un café sencillo y observando a su alrededor en busca de un “anfitrión/a”.

por Invitado Miér Feb 24, 2016 11:21 pm

Le pareció tan curioso que en la rockola empezara a sonar "Pretty Woman" justo en el momento en que Rebecca atravesó la puerta, que no pudo menos que reír por lo bajo. Cualquiera que hubiera visto la película y conociera un poco a aquella mujer entendería la ironía de la situación. Él se había acercado a la máquina musical justo para poner canciones que fueran más con sus preferencias, pero desistió, permitiendo al destino y su sentido del humor seguir su curso.

Observó unos momentos a la mujer, antes de acercarse a ella. Rebecca era, por mucho, la persona más interesante del local.
Conocía a la perfección la fama de la mujer, después de todo ella se había llevado el último rastro de inocencia con el que Patrick llegó al pueblo con tan sólo quince años, entre las sábanas de su cama.

Interrumpió el campo visual de Rebecca, atravesándose entre ella y la persona que estaba observando. Luciendo una sonrisa de medio millón de dólares.

—Ese no trae medio centavo en el bolsillo, me consta —Le dijo, a modo de saludo, mientras se acomodaba a su lado—. Qué raro verte tan… Diurna, querida.

Le tomaba un poco el pelo, claro, y se notaba por el énfasis que hizo en la palabra. Pero consideraba poderse dar aquel tipo de piques con ella, lo hacía sin ninguna intención de fastidiar, o no muy en serio.
Al menos tenía la decencia de mirarla a los ojos, y no a su escote, como el resto de los hombres de Storybrooke. Y no que pensara que a la mujer le importara, y tampoco era que no deseaba ver qué escondía Rebecca bajo su blusa, pero él, que muchas veces era tratado como paria, sabía lo que se sentía estar en esa situación.
Las almas rotas como ellos siempre se encontraban. Y, a veces, hasta simpatizaban.

—Bien, yo quiero panqueques con jarabe, huevos y tocino a un lado, una malteada y, algo de fruta, para conservar la figura —Regresó el menú a la camarera, con un guiño de ojo—. ¿Y tú, Rebecca? Ya que vas a invitarme lo mínimo que puedes hacer es acompañarme con algo.

Lo decía de broma, claro, y era evidente. No esperaba que ella pagara, aunque él tampoco llevaba un centavo para pagar por lo que estaban ordenando, ni siquiera había tomado su cartera al salir aquella mañana, pero claro que eso nunca había sido impedimento para alguien como él. Y, sospechaba, tampoco para una mujer como ella.

por Invitado Jue Feb 25, 2016 1:57 pm

Sus ojos verdes estaban sumamente ocupados decidiendo quien le iba a pagar la cena que no se percató de la presencia de un viejo conocido hasta que este literalmente brinco frente a ella haciéndola que por mero instinto se inclinara hacia atrás. No tardó mucho en reconocerlo, después de todo ese tono de voz le era inconfundible.- ¡Oh! sigues vivo cariño, que sorpresa… bueno, es que quisé ver el mundo de los mortales que se duermen temprano~

Sin duda alguna ese chiquillo era Patrick; imprudente, hablador y con aspecto travieso, todo un pícaro de la era moderna. Rebeca aun recordaba la primera vez que había visto al chico, no sería tendría más de unos 15 o 16 años, pero su apariencia rebelaba que había padecido como alguien con muchos más años que esos.- ¿Te consta? ¿Acaso ya revisaste sus bolsillos? Creí que era la única aquí que metía su mano en pantalones ajenos por dinero.- sonrió de forma cómplice al ajeno, pues para alguien con su reputación, Patrick era lo más cercano a un compinche, después de todo había sido ella quien le inició en el mundo de las pasiones de una noche, queriéndolo o no aquello era un lazo entre ambos.

La mesera se acercó a ambos para tomar la orden, su estómago se retorció al escuchar la orden de su interlocutor, tenía días sin dar un bocado a algo decente de comer y aquello se oía bastante bien.- ¿No se te olvido pedir la Coca de “Dieta” mi vida? Yo también quiero un boleto para diabeteslandia, dame lo mismo, después de todo mi amigo paga.- dijo señalándole con el pulgar, cuando la mesera se marchó y quedaron solos, la pelirroja se giró un poco en su asiento para ver al ajeno directamente a los ojos.- ¿Y bien, que hace un niño malo como tú fuera de su casa con este frío? Espero que aun estés en el negocio de las manos mágicas, dulzura, porque no tengo la menor idea de cómo vamos a pagar.- río suave con picardía mientras pasaba su dedo índice por el borde de la taza de café que había ordenado antes mientras cruzaba las piernas.-

por Invitado Jue Feb 25, 2016 10:23 pm

Si Patrick había resistido soltar una carcajada ante el comentario, de obvio doble sentido, que soltó la mujer sobre meter las manos en pantalones ajenos, ya sí no pudo guardársela más cuando le señaló, de aquella forma, lo poco discreto que estaba siendo con su desayuno.

—No, no, un refresco ya sería excesivo ¿No te parece? —Respondió, con total cinismo, como si aquello le importara mucho—. ¿Qué te puedo decir? Una persona como yo necesita muchas energías, y siempre puedo dedicar esta noche a quemar cualquier exceso.

Le guiñó un ojo, no hacían falta demasiadas aclaraciones para saber a qué tema iba encaminado aquel comentario. Su sonrisa sólo se ensanchó cuando le preguntó si aun seguía en su negocio. Una persona normal se preocuparía por no llevar un centavo encima, ni él, ni su acompañante, pero para Patrick sólo lo hacía más entretenido.

—¿Qué no lo sabes? Desde que trabajo para la alcaldesa soy una persona decente. Esos días quedaron muuuuy atrás... —Sus palabras contenían una falsa decencia, y un aun más falso pesar. A decir verdad era todo lo contrario, desde que trabajaba para aquella mujer, había cometido los actos por los que más se podría "arrepentir"—. Supe que está queriendo cerrar The Hole, por cierto. ¿Qué vas a hacer? ¿Abrazar la vida de la decencia como yo?

Antes de que pudiera decir algo más, la mesera llegó con la orden de ambos y empezó a dejarla en la barra. Sí, había exagerado un poco, pero él no era hombre que supiera de arrepentimientos.

—Y me ofendes, por cierto ¿Cuándo tú o yo hemos pagado por algo como comida? O por cualquier cosa, en sí. ¿Me voy a decepcionar de ti, Rebecca? —Quizá era un reto, quizá sólo un juego, lo disimuló dando el primer bocado a sus alimentos.

por Invitado Lun Feb 29, 2016 2:30 pm

Una risa discreta fue su respuesta al comentario ajeno sobre “quemar cualquier exceso”.- Dicen que un clavo saca otro clavo y ¡Es verdad! Créeme yo sé sobre clavos.- Entre broma y broma los ojos de Rebeca rebelaron una gran sorpresa, no tenía la menor idea de que Patrick fuese empleado de la alcaldesa de Storybrooke, no podía imaginarse que aquel a quien había conocido como chiquillo fuera ahora lacayo de dicha mujer , un presentimiento extraño la abordo, pero trato de mantener la cabeza fría y mantener el tono juguetón de la conversación.

Vaya~ miren quien decidió unirse al lado obscuro de la fuerza, ¿Qué te dieron? ¿Galletas y leche?... Sólo ten cuidado, me agradas vivo.- murmuró abandonando su tono jovial por un segundo, la alcaldesa no tenía fama de ser un alma de la caridad y ver al ajeno en un problema grave por su causa le da daría bastante pena. Suspiró cuando el asunto del Rabbith Hole salió a flote y rodó los ojos con un evidente fastidio.- Mi vida~ –aquellas palabras casi sonaron como un ronroneo de un felino confiado- ¡Pero si estoy en mis mejores años! Me tiene sin cuidado si tu jefecita cierra el Rabbith Hole, gracias a su visita del otro día los clientes “decentes” no se han parado, es decir, quizá hasta me convenga y así pesque a alguien necesitado que le sobre lo que a mí me falta~ -sus dedos índice, medio y pulgar se unieron haciendo un gesto que aludía a efectivo.

La mesera arribo finalmente con la comida, tenía un aroma tan dulce que se le hizo agua la boca y tomo el tenedor incluso antes de que la mesera terminara de colocarle el plato en la barra.- ¿Huh?- replicó mientras con el costado del tenedor reventó la yema de uno de los huevos permitiendo que se derramara. No le pesaba robar ni estafar, pero se sentía bien no tener que hacerlo para disfrutar de cosas simples como el hecho de comer en un restaurante sin tener que estar meditando como escaparse sin pagar, pero ese era un lujo que en dicho momento no podía darse.- Oh~ cállate y come dulzura, que esto se enfría, luego hablamos de como tú vas a evitar que sea yo la que se decepcione de ti .-Se relamió ligeramente el labio sintiendo el gusto de la miel de uno de los panqueques en el labio superior, para guiñar el ojo, quizá sería por la costumbre que hacer uso de gestos como aquel le era completamente normal.

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