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Ambientación

En el año 1880 se erigió en base a un antiguo castillo el que se convertiría en uno de los principales hospitales psiquiátricos de Europa. Su fundador, Basilius Dreschler, afamado y reconocido psiquiatra holandés, decidió convertir la edificación, a las afueras de Ámsterdam, en un lugar de asilo para personas con problemas mentales. Que su hija estuviera enferma de lo que hoy se conoce como esquizofrenia paranoide y el ser un gran profesional lo movieron a ello.

Poco a poco el lugar fue llenándose de pacientes cuyas familias habían oído hablar del trato y consideración con que vivían los enfermos, aquejados de las diversas enfermedades mentales que por entonces se conocían. Los años pasaban para todos y Basilius llegó a enfermar, delegando la gerencia del lugar a su hijo varón, que había seguido la misma estela que él. Al poco tiempo la hija de Basilius, que ya era una mujer, murió y, como si ese fuese el detonante que le faltaba, él lo hizo un par de días después.

El hospital y su dirección pasaron por las manos de nuevas generaciones Dreschler hasta que durante la II Guerra Mundial fue atacado y aparte de quedar semi derruido, se perdieron numerosas vidas y gran parte de la labor que se había conseguido durante tanto tiempo, pues el resto de pacientes tuvieron que ser realojados. Hasta principios de los años cuarenta de este pasado siglo el hospital no puedo abrir de nuevo sus puertas. Lo hizo de la mano del último de los descendientes Dreschler. Sin embargo llevó rápidamente el hospital a pique por malas gestiones. Más de un rumor sobre el abuso de poder de enfermos y empleados motivó también el cierre.

El centro fue clausurado con la detención del último heredero. Parecía el fin del legado. Pero no fue así. En los setenta, un hombre que había creído perdida su vida la recuperó desintoxicándose en el lugar. Agradecido con la institución, compró el castillo, lo reformó y habilitó invirtiendo grandes cantidades de dinero tanto para modernizarlo como para darle otro aire. Una vez concluidos los preparativos el centro reabrió sus puertas con el nombre de Old Road Hospital. El artífice de todo esto, músico de vocación y profesión, había compuesto una canción durante su estancia en el lugar que tituló Old Road. Esa canción fue su nuevo principio y, con a ella, el renacer de la institución.

2015. Actualmente Old Road sigue en activo como hospital y lugar de internamiento psiquiátrico con gran número de pacientes de distintos tipos. El centro goza de especial renombre en los países Bajos. Se encargan de hacerlo funcionar un nutrido grupo de trabajadores entre los cuales destaca el Dr. De Boer. Se trata del actual director del centro y única persona que tiene comunicación con el dueño, ya anciano. No hay que olvidar que la institución sigue siendo privada aunque disfrute de ayudas y convenios con el estado.

Reservado y muy estricto, se sabe muy poco sobre De Boer. Parece ver y saber todo lo que ocurre entre las paredes del centro. Así que tened cuidado, puede que os esté observando ahora mismo.

Staff

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